La Guaxa persigue
principalmente a los niños y jóvenes fuertes y rollizos, o a las
muchachas fuertes y hermosas.
Penetra en sus casas por las noches y con su
único diente, les perfora la arteria del
cuello durante la noche y chupa su sangre.
Tiene la propiedad de filtrarse
por los sitios más
inverosímiles en persecución de
su víctima; según se dice, por allí
por donde pasa un soplo de
aire, podrá pasar
la Guaxa.
Sus víctimas van
degenerándose poco a poco noche tras noche hasta la muerte. Así cuando
alguna persona normalmente fuerte y robusta, comienza, sin motivación
aparente, a adelgazar o simplemente a consumirse físicamente, los campesinos
ya saben que
"Comiolu la Guaxa".
La gente relaciona
a la Guaxa con la lechuza nocturna, a la que llaman Currucha, y
que con sus
agoreros
cantos parece decir: "¡Guax, guax...!"