-
- Estos duendes domésticos,
cuya apariencia delata su parentesco con los busgosos,
- son criaturas pequeñas con
rabo y cuernos y con un furacu (agujero) en su mano izquierda. Se les suele distinguir
también por sus ropas rojas y su gorru coloráu.
- La presencia de un trasgu
en una casa o granja se nota por una proliferación de pequeños percances y ruidos
persistentes durante la noche. Vuelcan las jarras de leche, asustan al ganado, impiden que las
gallinas pongan huevos, hacen ladrar a los perros,
- dan portazos y dejan toda la casa
revuelta consiguiendo así alterar el sueño de quienes duermen. A veces, sin embargo, si se
les trata bien y están de buen humor, su actividad consiste en arreglarlo todo y dejar las
tareas hechas y las cosas en su sitio, de manera que tras su acción a casa está barrida,
limpia y ordenada.
- A los trasgos les
gusta andar por los lugares donde viven los humanos y los animales
domesticos, aunque su lugar preferido es, sin duda, el llar o llariega ( el
sitio donde se hace el fuego y se cocina), pues disfrutan especialmente
bajando y subiendo por les pregancies ó calamiyeres ( cadenas que cuelgan
del techo sobre el llar.
- Los trasgos son
duendes de gran viveza y con espíritu inquieto. Pero a pesar de esa
simpatía que, en principio, inspiran,
se convierten a veces en una auténtica pesadilla insufrible para los habitantes de la
casa.
- El problema es que es muy
difícil mantenerlos a raya o librarse de ellos. Muchas familias afectadas
por ellos no han tenido más remedio que mudarse a otra casa. Pero apenas se
han alejado ya de la antigua vivienda y se han instalado en la nueva, de una
manera u otra se oye la voz del trasgu, anunciando que él también se ha
cambiado de casa y se dispone a seguir molestando a los inquilinos.
- La forma de manifestar su presencia suele variar, en ocasiones se
declara cuando el carro está lleno de equipaje al realizar la mudanza,
mientras en otras versiones aparece llevando él mismo algo que había
quedado en la vivienda anterior.
- La única forma descubierta para librarse de un trasgu es poniendo en
un lugar adecuado de la casa un cojín de llinaza para que lo coja. Como
su mano izquierda está agujereada, pues resulta que no puede hacerlo y,
avergonzado, no regresará ya a la vivienda. Otras tareas que lo
averguenzan y los ahuyentas del hogar son mandarle traer agua del mar en
una cesta o convertir en blanco un pellejo de carnero negro. Este ser,
expandido por muchos lugares del mundo, y se le denomina en otras
tierras los nombres de leprecharan y boggie.
-
-
|