Junto a la afición por
peinarse, les xanes son vistas frecuentemente realizando otras
tareas. En muchas ocasiones están
junto a las fuentes ocupadas en las labores de la colada y unos metros más abajo, los
aldeanos ven que el agua contiene una espuma blanca y lechosa y comentan con razón
"¡Ye
el xabón de les xanes!". Mientras se seca la ropa que han
tendido, ellas pueden danzar y
cantar. Otra de sus aficiones es filar: El fusu, la rueca
y les tiseres que usan son de oro y también
lo son los maravillosos ovillos con los que trabajan y trabajan.
Tienden los cadexos a
la luz de la luna y el primer sol los vuelve de oro.
Por otra parte, la xana
normalmente es poseedora de ganado y de otros animales, especialmente
vaques
y pites, que frecuentemente están hechas de oro como
aquellas
que oían piar los vecinos
de Borines en la cueva al lado
del acantilado.
Se entretienen también
jugando a los bolos y muchas veces son vistas por los vecinos, pero la xana, frustrada
por no haber sido desencantada dejará de ser vista. Por otro lado, no solamente
les xanes
juegan a los bolos, sino que tienen una bolera de oro,
siendo esta el tesoro que
guardan. La noche ideal para ver a les
xanes, desencantarlas y adquirir sus tesoros es la de San Xuan.
Frecuentemente, en la tarea
de guardar los tesoros vemos que a veces están les xanes
penosamente acompañadas de
otros personajes como el monstruoso Cuélebre, del que son rehenes tanto la pequeña
divinidad como los tesoros que la flanquean.
Aquí se recogen de la
tradición las palabras de una moza encantada a una vaqueira para
que la liberase del
encantamiento y de las grandes serpientes que la vigilaban.
Les xanes
tienen hijos, a los que se llama xaninos. Dado que sus madres no
pueden ocuparse de ellos,
generalmente se los endosan a las aldeanas, cambiándoles su
verdadero hijo por un xanín,
aprovechándose del momento en que éstas van a lavar.
Ahora bien, las madres
comienzan a sospechar una vez que a la criatura le han crecido
todos los dientes en sólo
unos meses. Por ello, suelen comprobar la naturaleza humana
o no del bebé mediante este
ritual: Se ponen pucheros y cáscaras de huevo en el llar, y si la criatura es un
xanín,
exclamará "Fai cien años que nací y nunca tantos pucheros na
llume vi". Entonces la madre acudirá a
la fuente donde vive la xana para que
ésta le devuelva a su
verdadero hijo.
Ya hemos ido viendo cómo
les xanes resultan ambiguas respecto a su actitud hacia el hombre, puesto que tiene
comportamientos positivos y negativos. Entre estos últimos, además del rapto de niños destacan sus
acciones contra la salud de éstos y también la cólera que desencadena por no ser
adecuadamente desencantadas.
Entre las buenas está el
hecho de que la xana da recompensas a quien le había ayudado
antes. Es el caso de aquella
mujer que habiendo ayudado a una xana en el parto, recibe
de ésta como premio poder
escoger entre todos los objetos de oro que la xana posee. Como la mujer en cuestión era
costurera, pues escogió unes tiseres d'oru.