La Historia y leyenda del Rey Arturo, está íntimamente
ligada a la mágica y misteriosa espada excalibur.

Definir Excalibur resulta mucho más simple. Excalibur era la espada del rey Arturo, la que le correspondía como símbolo de poder y vigor, como al Cid Tizona y Colada.
¿Qué es un caballero sin una espada? Poco más que un entrometido que interfiere en la  vida y los destinos de los demás.

En realidad, nunca fue demasiado clara: para comenzar, aparecen dos orígenes distintos de la leyenda. Por un lado, se cuenta que la espada apareció en Nochebuena sobre un yunque, o tal vez en una piedra, en el patio de la catedral de Canterbury, para terminar con el
problema de la sucesión al trono. Muerto Uther Pendragón, el padre de Arturo, los caballeros y los barones aspiraban a coronarse rey, y el cielo les mostró aquella espada, perfectamente incrustada, y una inscripción con letras de oro: "Aquel que arranque la espada de la roca será el legítimo monarca de Inglaterra". Y fue, por supuesto, Arturo,
el más débil, el menos preparado de todos los caballeros, el elegido para lograr la espada mágica en el día de Año Nuevo.

 

En otra versiones, sin embargo, es una mujer quien entrega la espada, la misteriosa Dama del Lago,  la misma que vendrá en su día a reclamársela. Y es Merlín el encargado de revelar la identidad de Arturo y quien le anima a reconquistar su reino, dividido por luchas intestinas.

 

Sin embargo, tras la reunificación de Inglaterra,  Excalibur parece caer en el olvido. En determinado momento de la leyenda supuso una herramienta de orden social en el caos, pero una vez instaurado el equilibrio, los esfuerzos se centran en otros objetivos. Ginebra traerá, como dote, otro elemento esencial para crear Camelot: la Tabla Redonda. Al igual que la espada, un icono del ciclo artúrico perdido (la Mesa que se conserva en Winchester
es muy posterior) y otro símbolo del orden, humano en esta ocasión.
Sin embargo, ningún caballero alcanzará el tercer pilar del orden que les haría conseguir la inmortalidad: el Grial, la garantía de orden espiritual. La búsqueda fracasa, los paladines se dispersan y el rey ha de elegir entre el perdón o la condena de su mujer y su amante. Escoge la venganza, decide desterrar al amigo y quemar viva a la dama, y con ello, pierde el reino: la Tabla Redonda carece de significado, Camelot se hunde en el olvido, y por consiguiente, también Excalibur debe regresar al mítico lugar del que proviene.
La Muerte de Arturo cuenta cómo, tras la batalla que termina con el sueño caballeresco, el rey agoniza con la única compañía de Sir Bediver, a quien suplica que arroje la espada al lago. Pero al fiel doncel le puede la codicia, y sólo se desprende de la funda. Por dos veces miente a su rey, hasta que Arturo, bajo amenazas, le obliga a que devuelva la espada al agua. En ese momento, una mano de mujer, ricamente enjoyada, surge del lago y coge la espada, para volver a desaparecer en el agua.

Cuando Sir Bediver sale de su estupor, descubre que también el rey le ha abandonado: tres damas se llevan su cuerpo en un barco a la isla de Avalon, de donde regresará al final de los tiempos: cuando Inglaterra vuelva a necesitarlo. Sin Arturo, sin Excalibur, el sueño se quiebra brutalmente: el ser humano permitió que el reino perfecto se desintegrara, y volvió a comer la manzana que lo arrojó del paraíso

El mágico mundo de Arcoiris
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