Navegando en alta mar,
yo pude soñar mi fantasía.
Tu y yo solos bajo el
majestuoso mar,
con la luna iluminando
nuestros cuerpos.
Desnudos sin pecado
alguno,
entre tus brazos me
bajaste a tu palacio, y
ninfas y corales como
diademas en mi cabeza...
Arrecifes de las
sirenas encantadas!...
Jamás olvidare esa
noche,
cumpliéndose así mi fantasía
en brazos de mi Neptuno
rey de los mares...
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